“Vamos a seguir siendo solidarios el tiempo que Casa Carmela esté abierta”

comida para todos

PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA Entrevista a Jaime Rincón:

comida para todos

"Vamos a seguir siendo solidarios el tiempo que Casa Carmela esté abierta"

Jaime nos recibe preparado para la batalla, “con el cuchillo en la boca”, como le gusta dejar claro: vestido con el uniforme y con dos vasos de café para llevar en la mano. Sus clientes esperan. El restaurante lleva funcionando desde este lunes cumpliendo la normativa del gobierno y adaptando sus actividades para servir a los fieles y necesitados que se acercan a la ventanilla instalada por el equipo a pie de calle. Poco a poco el ritmo de pedidos va aumentando y es difícil verle quieto en algún lugar. Sus movimientos son frenéticos, pero bien calculados. Solo se permite sentarse para atender a este periodista y a otros compañeros que hoy se han puesto en contacto con él por el hashtag #comidaparatodos.

Pregunta: EL PROYECTO DE CASA CARMELA ES UN CAMINO QUE SE INICIA EN ENERO DEL 2020, DOS MESES MAS TARDE LLEGA LA CUARENTENA ¿CÓMO HA INFLUIDO ESTA SITUACIÓN A TUS OBJETIVOS? 

Respuesta: Evidentemente, se han parado en seco. Veníamos con una tendencia de poder contratar más gente, ampliar horarios de los trabajadores que teníamos y ha sido todo un hándicap. Imagínate: parar la actividad, todos los empleados al ERTE (expediente de regulación temporal de empleo) y no poder vender. Ha sido una faena, pero hay que jugar al póker con las cartas que te dan.

P: ¿CÚAL ES LA CLAVE PARA QUE ESOS OBJETIVOS SE PUEDAN RETOMAR Y LLEGAR A CUMPLIR?

R: La primera clave que tengo es bajar los precios y hacer más popular la carta. La segunda clave es afianzar las líneas de reparto a domicilio y de comida para llevar creando un buen producto. Y otra parte fundamental es la solidaridad. Vamos a seguir siendo solidarios el tiempo que Casa Carmela esté abierta. 

P: A LO LARGO DE LOS AÑOS ¿CUÁL ES LA FILOSOFÍA DE CRECIMIENTO QUE HAS SEGUIDO PARA AFIANZAR TU TRAYECTORIA?

R: Trabajar. Intentar ser el número uno en todos los proyectos que me encomendaban y ser creativo. Trabajar, trabajar y trabajar es el único secreto que hay.

P: ENTONCES, ¿DE DÓNDE NACEN TUS MIEDOS? 

R: Mis miedos nacen, evidentemente, porque he cambiado mi vida corporativa con una nómina, con bonus, con pagas extra, con dietas, con coche y con todo pagado… lo he cambiado por el mundo empresarial. Y el mundo empresarial me da unas responsabilidades: catorce trabajadores bajo mi paraguas que dependen directamente de mí. Ese es mi miedo. No tengo miedo a la vida, ni a la sociedad, ni a los cambios económicos. Tengo miedo a que mi gente pueda sufrir. 

P: AHORA, EL RESTAURANTE HA COMENZADO UN PROYECTO GENEROSO QUE QUIERE AYUDAR A LOS VECINOS DEL MUNICIPIO, ¿CUÁL ES EL ORIGEN DE LA IDEA?

R: El 13 de marzo nos hacen cerrar. El 21 de marzo vengo al restaurante para abrir las puertas, encender las luces, tirar de las cadenas, poner la extracción, etc. Y hay una señora en la calle que pasa con dos niños y me pide comida. Hablo con ella y me dice que vive en Simancas y que está absolutamente sin dinero, sin ingresos, con niños pequeños a su cargo y viuda. Con lo cual, se me abren las carnes y empiezo a pensar: tengo un restaurante cerrado en el barrio de San Blas donde hay niños que pasan hambre. En ese momento empiezo mi maquinaria creativa.

P: ¿Y QUÉ SE TE OCURRE?

R: Pues empiezo a hablar con la gente con la que suelo organizar cosas y creamos un concepto que se llama “comida para todos”. Ahí el restaurante pasa a ser un motor de cambio social en el barrio. Un sitio donde puedan confiar en nosotros. Porque los restaurantes tenemos un inmueble, tenemos crédito en el banco, con los proveedores y sabemos cómo cocinar y hacer las cosas bien para que sea mejor para todos. 

P: EN ESE MOMENTO DAS EL SIGUIENTE PASO…

R: Nos pusimos en marcha. Empezamos a mandar mensajes al Ayuntamiento, a la Comunidad, a la Junta de Distrito y no me han hecho ni caso. A lo mejor he mandado doscientos correos. Entonces, Sandra, que es camarera en el restaurante y vive en el barrio, fue la que me habló de la Asociación de Vecinos. Nos pusimos en contacto con ellos y en 48 horas teníamos el acuerdo hecho. El 4 de mayo comenzamos a repartir veinticinco menús, todos los días. Hoy hemos repartido el número 175 y llevamos financiados más de mil. Con lo cual garantizamos que 25 niños tengan al menos dos meses de comida diaria nutritiva con primero, segundo y postre. 

P: LA APUESTA ES ALTA ¿QUÉ RIESGOS ASUMES A NIVEL PERSONAL? 

R: El riesgo principal es que si abro esa puerta y no facturo lo suficiente en junio tengo que cerrar la persiana. Pero soy muy optimista y sé que la acción solidaria va a enganchar ventas. 

P: ¿Y EN QUÉ SITUACIÓN DEJA ESO A CASA CARMELA? ¿HACIA QUÉ FUTURO SE ENCAMINAN LOS INTERESES DEL RESTAURANTE?

R: Yo quiero que Casa Carmela sea un motor de cambio social, un referente donde nos puedan decir: oye, aquí cocináis rico, barato, muy amable, con una sonrisa y encima estáis con el barrio. Cuando peor lo estaba pasando vosotros estabais ahí. Ese es mi objetivo, poner al restaurante como un referente de cambio social dentro del barrio. 

P: ¿CÓMO HACES FRENTE A ESE DESAFÍO SÓLO CON TU EQUIPO?

R: Mejor porque mi equipo me entiende, me leen, son creativos, aguerridos, fuertes y lo tienen claro. Ellos pisan la tierra. Viven el barrio. Y la administración pública… (aquí Jaime niega con la cabeza).

P: PARA TERMINAR UNA ÚLTIMA PREGUNTA ¿CÓMO OBTIENES LA MEJOR VERSION DE LA GENTE QUE TRABAJA CONTIGO Y ESTÁ BAJO TU RESPONSABILIDAD?

R: Bueno, en primer lugar, yo vengo de ser un camarero, un aparcacoches, un ayudante de cocina, un ayudante de office y he trabajado más que todas las personas que te puedas imaginar. Me he perdido todas las navidades, todos los viajes de esquí de mis colegas, todas las Semana Santa, todos los días de los enamorados y todos los veranos porque he estado trabajando. Y cuando comprendes los estragos sabes lo que se necesita oír en cada cuestión. Siempre hay que darle una cuchara de azúcar a cada uno, pero no de la misma azúcar. No es lo mismo una señora de sesenta años que tiene un carácter, que un chaval de veintitantos que es todo vitalidad y que hay que centrarle de alguna manera. 

P: EN ESE CASO, ¿CÓMO LO HACES?

R: Dejándoles trabajar. Delegando. Y haciendo que ellos se sientan responsables y útiles dentro de la organización. Una vez que eso ocurre, ellos ven su trabajo y cómo da frutos. Eso hace que te sientas recompensado. 

 

“Vamos a seguir siendo solidarios el tiempo que Casa Carmela esté abierta”

Deja una respuesta

Scroll hacia arriba

Este sitio web utiliza cookies. Al continuar utilizando este sitio, acepta nuestro uso de cookies.  Más información